domingo, 13 de febrero de 2011

El gran concierto

Una historia de lucha, de pelea continua, de fuerza y perseverancia, y no hablo en ningún momento y ni siquiera por equivocación del director de orquesta Andrey Filipov, me refiero a un luchador incansable, a un hombre que no conoce la palabra rendición, y no se amedrenta ni se da por vencido, él es, Iván Gavrilov. Un sujeto que se aferra al pasado, que busca hasta debajo de las piedras un seguidor, y aprovecha cada oportunidad para rescatar de la agonía a su muy amado partido comunista.
            Gavrilov permanece envuelto en un cáscara de nuez conservando sus libros, sus insignias, sus recuerdos. Este sujeto sería capaz de darle respiración de boca a boca a Lenin si con eso reviviera.  Lo llama, lo invoca cada vez que ora, cada vez que emite su arenga, se emociona y grita como si se dirigiera a miles de personas, cuando no hace más que hablar por teléfono.
            En México pasa algo similar, pero diferente. Si, así de contradictorio. Tenemos un partido viejo, obsoleto y peligroso igual que el partido comunista ruso, sin embargo nuestro partido parece estar más vigoroso que nunca. Después de su salida del poder en 2000 se ha revitalizado cuando lo natural hubiera sido que comenzara a debilitarse. Durante poco más de 10 años ha crecido, se ha recuperado y amenaza con regresar.
            El Partido Revolucionario Institucional no tiene entre sus filas a un viejo Gavrilov, tiene por el contrario a un joven Moreira y a un muy apuesto gobernador para hacer frente a los embates de los enemigos. Esperamos y elevamos nuestras oraciones para que el PRI se conmueva con algo de música clásica y decida dar paso para el correcto desarrollo de este país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario